Recepción y circulación.




Samuel Ibarra/periodista y performer.

Estrategias de captura, maniobras de fichaje; fotos, textos, sonidos, relatos, imágenes. La pulsión escópica designa la intensidad, la actitud y posicionamiento para pensar y resemantizar un problema. Eminentemente la Performance opera como problema, como pieza. Mecanismo donde la falla enquistó su comparecencia.

Falla y desaparición parecen transitar equidistantemente unidas. Hay una conexión de distancias que afloran cuando el cuerpo comparece suspendido en el registro. Por un lado su desaparición, por otro su presencia ya intervenida/ya sida.

Reflexionar la performance en el circuito de investigación (editorial- mediático) como problema supondría pensarlo como abandono inmediato al reclamo totalizante ( o inverso) de su recorte. Despojado de su calidad consagratoria de reporte in situ, doctrinariamente expuesto. Ediciones, ángulos, opacidades, saltos y desenfoques activan un distanciamiento necesario con la raíz de la obra. Nexos vitales que se trauman para también alterar su puro comportamiento en flujo y circulación.

Es estimulante pensar la Performance desde abandonos a su pureza. En tráficos y regimenes de la mirada y la escritura. Como sitio para instalar nuevos estallidos de sentido y rescribir desde su contaminación su valor autonómico obra en inscripción.

La condición que prometería un proyecto editorial apunta a un problema radical. Su condición restituyente de propiedades y circulación de nexos vitales de una obra. Como un protocolo doble (asentamiento y actualidad) dentro de una estrategia de archivo; coordenadas que sugieren una concepción de recepción de la Performance.

Si alguna vez la única función de la escritura se estableció sobre su dispositivo de prolongación temporal de la obra (documentación y memoria), también, la irrupción de las tecnologías de la imagen supuso su inflexión como puro instrumento de captura, necesariamente reconfiguro la acción misma y definió una nueva lengua corporal más compleja. El asunto, como objeto de estudio, se plantearía como un corpus desde la superación de su puro valor de hablas y voces, para abrirse camino como obra específica y singularizada al ser acciones pensadas desde y por, una política de la mirada.

El documento propuesto se comunica desde su propiedad de residuo, de mácula del pasado, abriendo significaciones múltiples, dispares y entrecortadas, para dar lugar a las miradas y lecturas de reflexión en el ámbito de la performance. Desde su relato discontinuo es posible leer las organizaciones estéticas y tramas ideológicas, que su documentalidad porta, para -como dice Francastel, la Historia se rehaga a nuestra medida.

Es necesidad inaugurar nuevas estrategias de lectura para abordar el conocimiento de un documento, que se piensa desde el cuerpo para circular en una movilidad que llene los vacíos generados por la omisión de una practica que ha sido confinada en la practica de arte Chileno. Un espacio que se abre para insistir con una practica situada en el sistema editorial con sus referentes y desplazamientos para un instrumento, que llega como dato, para que nada puede modificar, su conocimiento como algo en progreso.